21/6/10

Saramago

Hilda Guerra
Tus manos contienen palomas,
no siempre de paz,
curtidas con llaves de sorpresas
y despedidas de árboles añejos.

Son membranas calcáreas,
revoltosas, tan revoltosas
como el filamento que alumbró
tu cerebro de niño inconforme.
Para adentro,
para dentro de todo lo olvidable,
sin sotanas de prosa detenida,
ni murciélagos empecinados en no ver
lo visible.