EL
PADRE EN LAS LETRAS DE TANGO
Hilda
Guerra
Se gestó en los finales de “Caño 14” de la calle
Talcahuano, compartía una mesa con varios
tangueros y le confié al oído al periodista Jorge Göttling que las letras
escandalosamente realistas me
causaban gracia. El bien sabía que mi padre Rafael Blasco y mi madre Josefina
Rizzo
me enseñaron a amar el dosxcuatro.
HG
Cada canción tiene su
propio olfato y vibración
si le sumamos su
propia energía
se piensa en lo profundo de su alma
porque en el centro
de ella está su mente
que viene a ser algo
así
como el espíritu del
pensamiento
entonces:
¿cómo se calcula el peso de un tango, vals o milonga?
DON JUAN Música: Ernesto Ponzio
Letra: Ricardo J. Podestá
Yo soy el taita del barrio
nombrado en la Batería
y
en la Boca cualquier día
no
se me dice “señor”
Y
si voy por los Patricios
se
acobarda el más valiente
y
estando entre mucha gente
me
la largo...me la largo de “dotor”
En
el tango soy tan taura
que
cuando hago un doble corte
corre
la voz por el Norte
si
es que me encuentro en el Sur.
Y pa’
bailar la Yuyeta
si es que me visto a
la moda
la
gente me dice toda:
Dios
le dé...Dios le dé vida y salud.
No
hay teatro que no conozca
pues
hasta soy medio artista
y
luego tengo una vista
que
hasta dicen que soy luz.
y
la forma de mi cuerpo
arreglada
a mi vestido
me
hace mozo muy querido,
lo
juro...lo juro por esta cruz.
Yo
soy el taita del barrio
preguntesenló
a cualquiera.
no
es ésta la vez primera
en
que me han de conocer.
Yo
vivo por San Cristóbal
me
llaman Don Juan Cabello,
anóteselo
en el cuello
y
ahí va... y ahí va si me quieren ver.
Calá,
che, calá
Siga
el piano, che,
Dese
cuenta usted
y
después dirá:
con
este taita
podrán
por el Norte
Calá,
che, qué corte,
calá,
che, calá.
No se sabe con precisión el año de su escritura. Fue
dedicado en el café de Hansen al taita don Juan Cabello.
TERRITORIOS
DEL TANGO
En un principio fue el tarareo o silbido
pero logró ser nuestra historia cantada con todos
los perfiles, el sentimiento más hondo
musicalizado y el baile más sensual del mundo. Factores internos y externos
pretendieron apagarlo. No lo lograron. Vivió muchas transiciones y está aquí
más vivo que nunca como Patrimonio de la Humanidad. Si pretenden destruirlo deja el germen entre escombros
y vuelve a reproducirse dando origen a
otro dosxcuatro, cuatroxocho o dieciséisxtreintidos. Da lo mismo, mientras no
pierda la esencia.
Hay un territorio en
conflicto; el de su origen. Nació probablemente en la década de 1860, como una forma distinta de bailar
algunas danzas por entonces populares en Buenos Aires y Montevideo,
especialmente la polka, la mazurca y la milonga.
Allá por 1870, los ricos, por culpa de la construcción del
nuevo puerto debieron mudarse del barrio
del alto (San Telmo) al norte (Retiro y Recoleta) antes puntos despreciables y
orilleros. En el año 1871 azotó a Buenos Aires la fiebre amarilla.
Desde
la Colonia el vocablo daba vueltas. Algunos lingüistas esbozan fórmulas según la cual existió una etapa de
transformaciones que derivaron en la palabra tango como deformación de
tambor. Tras el paso previo por tambo
(lugar de reunión) tánpu (campamento – voz de origen quechua)
Para los que sostienen que es una voz africana después de rastrear varios dialectos, recalcan que tango significa lugar cerrado o círculo, en el sentido de club. Observan que entró al Río de La Plata con los negros, con su significación de baile.
Otros
apuntan que hace su ingreso a mediados del siglo XIX, desde la vieja
España, específicamente desde Andalucía entre zarzuelas y tonadillas.
Para muchos historiadores
el tango circuló simultáneamente
en la región andaluza y por derivación a capitales de América.
Hay muchas conjeturas pero negar que el tango es rioplatense es
patético, como negar la existencia de esta ciudad o Montevideo.
Pensar solamente que es un producto híbrido
del arrabal porteño, sin analizar la psicología de los millones de inmigrantes
que se precipitaron hacia estas tierras, es suicidar la historia. El hibridaje
es inevitable y siempre fecundo. Baste
recordar la música negra de los Estados Unidos de América.
Hay indicios de tangos en 1874 en las coplas de
“El Queco” –burdel- en la sublevación
mitrista que siguió a las elecciones cuando las cantaron las tropas del Gral. Arredondo, al entrar en Córdoba y San Luis. De allí pasó a los bailes de los alrededores
castrenses.
Si ahondamos en los vericuetos
de la sociología y en especial el
psicoanálisis, podemos hacernos un picnic con las letras de los tangos y en
especial con las que hablan de la base: madre y padre. Éste
casi siempre ausente.
Si ignoramos quién es nuestro padre vamos a suplantarlo. Si se lo desvaloriza cargaremos las tintas sobre él. En esta crónica carnal aquél que no recibe consejos de un papá se
vuelve retórico y en definitiva asume ese
rol.
El tango tiene códigos que conserva y
amplia. Tuvo mucho que ver en esto el suburbio, la marginalidad, la inmigración. Su impronta expulsa naturalmente lo docto
ilustrado. Lo paradojal es que cada vez hay que estudiarlo más. Emplea el
sarcasmo cuando intuye que le quieren vender una postal en vez de mostrar la
realidad.
Es una galería que conserva sus esmaltes. Su brillo necesitó
mucho pulido desde abajo; porque
rechaza la cera perfumada. Barre
la superficialidad, aflora la
ironía y sabe reír de sus propias falencias. A sus cultores, para acceder a las
gradas de aceptación, los hace caminar hacia atrás. Posee escaleras hacia abajo. Da la impresión
que desde un principio se las supo
todas con verso o sin el.
A comienzos
de la década del 80 la milonga ocupó un lugar destacado en el gusto popular.
Ella está en la génesis del tango, con
una presencia más viva aún que la forma ya veterana de la habanera antillana
pura. Nació cantada y con el transcurso del tiempo pasó a ser también
baile. Pero hay que tener en cuenta: vamos a milonguear, podía significar cantar o bailar, o ambas
cosas a la vez. La bailan los
compadritos de la ciudad para burlarse de los eventos que organizaban los negros. Ellos también dieron un aporte significativo al
género y entre todos sumaron firuletes
para derivar en una danza tratada de audaz o guaranga
y no en pocos casos vilipendiada por
procaz, con ciertos quiebres propios de la coreografía
del candombe y el abrazo de la pareja, sin posibilidad de lejanía física..
La milonga se
parece mucho al cantar por cifra,
con la diferencia que esto es propio del
gaucho payador y a la milonga le rinde culto
el compadraje. Sin embargo esta moda fue
rápidamente captada por los payadores que
actuaban en fondines, reuniones particulares, comités. Los empresarios la ubicaron como pieza clave en las primitivas representaciones del circo
criollo.
Una de las
hipótesis podría ser: arrancó con la habanera, pasó por la milonga y culminó
con el tango.
EL
GAUCHO
Supe una vez por desgracia,
que había un baile por allí,
y medio desesperado
a ver la milonga fui
“Martín Fierro” (1872)
En la
Argentina el término gaucho
aparece en 1774 cuando los funcionarios se quejan de las acciones de los
gauchos o cuatreros que operaban en la Banda Oriental. Voz indígena derivada de
la araucana hauchú, o de la quechua hauk-cha que significa huérfano.
El rasgo
sobresaliente del gaucho es su afición al
mate, el canto y la guitarra. Además del uso del caballo. De origen
mestizo, mezcla de sangre española e india.
Muchos lo ven
como una prolongación del andaluz con trazos arábigos. Era un hombre
esencialmente libre y constituyó un grupo social que combatió en todas las
guerras posibles, desde las invasiones inglesas. Censurado por ocioso y
vagabundo y más aún como ladrón de
ganado fue perseguido por las clases opresoras, sin tener derechos.
Asocian sus
características al medio ambiente y en
un sentido más amplio lo comparan con el cosaco, mongol y el cowboy. También
por el aislamiento y la falta de interés
por los bienes materiales.
Su punto de
reunión era la pulpería, bebía y cantaba cielitos. Allí
eran frecuentes las riñas y peleas a cuchillo. El gaucho rara vez se unía en matrimonio. Si
tenía hijos no los abandonaba; construía
un rancho cerca de alguna estancia,
donde espera encontrar trabajo:
Al dirme dejé la hacienda
que era todito mi haber
pronto debíamos volver
sigún el Juez prometía
y hasta entonces cuidaría
de los bienes, la mujer.
Después me contó un vecino
que el campo se lo pidieron
la hacienda se la vendieron
p’a pagar
arrendamientos.
Y qué se yo cuántos
cuentos
pero todo lo fundieron.
Jaime
Dávalos supo decir:
Tierra de conquistadores
siempre fue tierra de guachos.
Esos gauchos vivarachos,
pendencieros y cantores,
que curtidos en rigores
y sin perro que les ladre.
Sin Dios, sin ley y sin padre
nunca pudieron creer
en otro amor de mujer
que no fuera el de su madre.
Antes de la reforma
de 1912, para poder votar había que empadronarse en el Registro. Quien controlaba el Registro
Electoral, controlaba los comicios, que decidían quién podía empadronarse:
Dios te salve, M’Hijo
Música: Agustín Magaldi y Pedro Noda
Letra: Luis Acosta García
(1930)
El pueblito estaba lleno de personas forasteras
los caudillos desplegaban lo más rudo de su
acción
arengando a los paisanos a ganar las elecciones
por la plata, por la tumba, por el voto o el
facón.
Y al instante que cruzaban desfilando los
contrarios
Un paisano gritó: ¡Viva!, y al caudillo
mencionó...
Y los otros respondieron sepultando sus puñales
En el cuerpo valeroso del paisano que gritó.
Un viejito lentamente se quitó el sombrero
negro,
estiró las piernas tibias del paisano que cayó,
lo besó con toda su alma, puso un Cristo entre
sus dedos
y goteando lagrimones entre dientes murmuró:
Pobre mijo, quién diría que por
noble y por valiente
pagaría con su vida
el sostén de una opinión.
Por no hacerme
caso, mijo, se lo dije tantas veces
no haga juicio a
los discursos del dotor ni del patrón.
Hace frío ¿verdad
mijo? Ya se está poniendo oscuro.
Tápese con este poncho y pa’ siempre yeveló.
Es el mismo poncho
pampa que en su cuna cuando chico
muchas veces, hijo
mío...muchas veces lo tapó.
Yo vi´a d’ir al
Campo Santo, y a la par de su agüelita,
con mi daga y con
mis uñas una fosa voy a abrir.
A las doce de la
noche llegó el viejo a su ranchito
y con mucho
disimulo a la vieja acarició
y le dijo
tiernamente: “Su
cachorro se ha ido lejos,
se arregló con una tropa, le di el poncho y me besó.
Y ahura, vieja, por las dudas, como el viaje es algo largo,
préndale unas cuantas velas, por si acaso, nada más.
Arrodíllese y le reza, pa’ que Dios no lo abandone...
y suplique por las almas que precisan luz y paz”
POBRES MIS NEGROS
Hay un oscuro tinte en la canción de medianoche
una pena oculta al borde del eclipse
Vicente Rossi asegura que el tango tiene motas en la
raíz:
“Pobres mis negros” supo
decir el General José de San Martín al mes siguiente de la batalla de
Chacabuco. Cuando regresaba a Buenos
Aires descubrió montículos con soldados
de color sin sepultar.
Papá
Baltasar (milonga-candombe)
Letra: Homero Manzi
Música Sebastián
Piana
Dormite mi niño Pedro que está por
llegar
envuelto de nube y cielo Papá
Baltasar.
Llenita su alforja blanca con cien
matracas,
con un tambor y un trompo de cuerda
larga
y un tren de carga y un carretón.
Dormite mi niño Pedro que está por
llegar,
al tranco de su camello Papá
Baltasar.
Un ángel nació en Oriente, el pelo
color de té,
lo acompañan dos palomas y un burrito de Belén.
Tres Reyes buscan su cuna detrás de
una estrella azul.
La madre, madre María, y el niño,
Niño Jesús.
De mi niño, niño Pedro, no te vayas
a olvidar.
Que el
niño es el más negro y el más pobre, Baltasar.
Mi Pedro
escribió una carta, Papá Baltasar.
y un ángel con alas blancas la pudo
llevar.
Mi niño ya está soñando con la matraca,
con el tambor.
Y el trompo de cuerda larga y el
tren de carga y el carretón.
Dormite mi niño Pedro que está por
llegar,
envuelto de nube y cielo, Papá Baltasar.
El quiere
un soldado nuevo
y una
espada y un fusil
y para subir al cielo
un globito de candil
El valor de
un esclavo en términos monetarios era importante en el Río de la Plata, por eso
no era buen negocio abusar de ellos, pero, finalmente llegó el exterminio,
además de la fiebre amarilla.
Juan Manuel. (Piana-Manzi)/
...Candombe de los morenos por los barrios del tambor/ Candombe de noche roja
por la Niña y el Señor/ En vaina de sombra turbia la traición es un puñal/
Urquiza viene llegando, lo saldremos a esperar/ Cuntango,
carancuntango,cuntangó,carancuntán.
Negra María (milonga)
Letra: Homero Manzi
Música: Lucio Demare
Bruna, bruna.
Nació María y está en la
cuna.
Nació de día, tendrá fortuna.
Bordará la madre su vestido
largo.
Y entrará a la fiesta con un
traje blanco
y será la reina cuando María
cumpla quince años.
Te llamaremos, Negra María.
Negra María, que abriste los
ojos en Carnaval.
Ojos grandes tendrá María,
dientes de nácar, color
moreno.
Ay qué rojos
serán tus labios,
ay que cadencia tendrá tu cuerpo.
Vamos al baile, vamos María.
Negra la madre, negra la niña.
Negra... Cantarán para vos las
guitarras y los violines
y los rezongos del bandoneón.
Te llamaremos, Negra María.
Negra María, que abriste los
ojos en Carnaval.
Bruna, bruna.
Murió María y está en la cuna.
Se fue de día sin ver la
luna.
Cubrirán tu sueño con un paño
blanco.
Y te irás del mundo con un
traje largo.
Y jamás ya nunca, Negra María
tendrás quince años.
Te lloraremos, Negra María...
Negra María, cerraste los
ojos en Carnaval.
Ay que triste fue tu destino,
ángel de mota, clavel moreno.
Ay qué oscuro será tu lecho.
Ay que silencio tendrá tu sueño.
Vas para el cielo, Negra
María, llora la madre, duerme la niña.
Negra...sangrarán para vos las guitarras y los violines.
Gabino Ezeiza (1858-1916) payador mulato autor de una centena de composiciones, introdujo hacia 1884 el
contrapunto milongueado en sus actuaciones circenses. Hubo una famosa payada de tres noches librada
por él y Pablo Vázquez en 1894 en el
Florida, de Pergamino.
“Gabino” (Manuel Romero)/...no
cantó p’a los discos Gabino/por la radio su voz nadie oyó/ pero en cambio su
lírico trino/ en el alma del pueblo vibró/ Payador de otros tiempos, genuino/ y
admirable cantor nacional/ encordó Santos Vega, el divino/ su guitarra de
sentimental”
Quizá el mayor aporte negro se perfiló en
los salones y academias de baile o peringundines de 1860 que culminaron su existencia hacia
1880. La presencia del negro bailarín
y la regencia de las negras,
generalmente prostitutas ascendidas es fundamental.
Hubo negras y mulatas en esas casas de averías, hasta que fueron sustituidas por las
prostitutas de origen principalmente francés y polaco.
En estos lugares se bailaba el tango entre
hombres, mientras esperaban el favor de alguna pupila.
“El Entrerriano” pertenece al pardo motudo Rosendo Mendizábal (1868-1913) pianista que
actuaba en varias casas de baile. Estrenó esta pieza en 1897, en el local de María “LaVasca” de apellido Rangolla.
Los títulos de esos tiempos son picarescos y
a veces pornográficos. Hacen referencia al sexo, o a las características
físicas de las prostitutas de determinados quilombos: “La clavada”, “La franela”, “Con qué trompieza que no dentra”, “El
serrucho”, “Cachucha pelada”, “La concha de la lora” (lora era el
nombre que se daba a las rameras en general y en especial a las extranjeras
recién llegadas). Además de “Déjalo
morir adentro”, “Sacudíme la persiana”, o “Qué polvo con tanto viento”.
“El serrucho” y “La
budinera” son metáforas de órganos genitales. “El fierrazo” es el orgasmo. Sobre
“El choclo” circulan varias versiones,
una alude al pene, otra muy distinta que
es el apodo de un malevo fioca amigo de
Villoldo cuyo color de cabello era amarillo y otra que para
el artista el choclo era lo más rico del puchero.
Desde los
comienzos aparecieron las coplitas ingenuas o libidinosas, según el ámbito donde se las cantara:
“Bartolo”
(1890)
Bartolo tenía una flauta
con el agujerito solo.
Y
la madre le decía
tocá
la flauta Bartolo
Paradójicamente esta coplita sobre la masturbación se
convirtió con el tiempo en una ronda infantil. A los padres de familia que
conocían su origen les preocupaba sobremanera. La letra completa decía:
Bartolo quería casarse
y
gozar de mil placeres
y
entre quinientas mujeres
ninguna
buena encontró.
Pues
siendo muy exigente,
no
halló mujer a su gusto
y
por evitar disgustos
solterito
se quedó.
Las
composiciones negras también tenían
estrofas. En 1876 la revista “El Carnaval de Buenos Aires”
publicó:
“El Merengue”
Ay si Flancisca muere.
Pobre menguengue.
Que va á querá.
Sin tener teta golda
de la morena
para chupá.
Y repué tata viejo
también
solito
se va á querá.
Y ya a su Flancisca
en la hamaca no tenguerá.
LA INMIGRACION
La canción del inmigrante es la grabada
en los ojos de la despedida
El tango La
Violeta (1929) del notable poeta Nicolás Olivari con música de Cátulo Castillo describe así al
tano:
Con el codo en la mesa mugrienta
y la vista clavada en el suelo
piensa el tano Domingo Polenta
en el drama de su inmigración.
Y en la sucia cantina que canta
la nostalgia del viejo paese,
desafina su ronca garganta
ya curtida de vino Carlón.
E la Violeta la va, la va, la va, la va,
la va sul campo que lei si soñaba
que l’era il suo gingin que guardándola estaba.
El también busca su soñado bien
desde aquel día tan lejano ya
que con su carga de ilusión saliera
como La Violeta que la va, la va.
Canzonetta del pago lejano
que idealiza la sucia taberna
y que brilla en los ojos del tano
con la perla de algún lagrimón.
La aprendió cuando vino con otros
encerrado en la panza de un buque,
y es con ella que haciendo batuque
se consuela su desilusión.
Eran los solitarios que habían dejado sus mujeres en otros mares.
El tango enfatizó de alguna
manera el bastardaje que incluye los protagonistas de la primera
inmigración.
Julián Centeya sentenció: “El tango tiene la misma edad del aire”. El
empedernido porteño, el poeta más bohemio y nochero de Buenos Aires no
nació en esta ciudad. Se llamaba Amleto Vergiat y vio la luz en la ciudad
italiana de Parma el 15 de octubre de 1910. Vivió en Pompeya y en Boedo. Escribió
en las redacciones de Cine Argentino,
Critica, El Laborista y Ahora.
Hizo radiofonía y dio conferencias. Escribió La Musa Mistonga, La musa del barro y la novela El vaciadero.
A veces usaba otro seudónimo; Enrique Alvarado. Murió en Buenos Aires el 26 de julio de 1974.
De los letristas o poetas de su generación fue de los pocos que
homenajeó al padre en un poema:
Quisiera amasijarme en la infinita
ternura de mi barrio de purrete,
con el cielo cachuzo de bolita
y el milagro coleao del barrilete.
Verlo a mi viejo un tano laburante
Que la cinchó parejo, limpio y claro,
y minga como yo: un atorrante
que la va de sover y se hace el raro.
Mi viejo carpintero era grandote,
y un cuore chiquilín, siempre en la vía.
Su vida no fue más que un despelote
y un poco, claro está, por culpa mía.
Vino en el “Conte Rosso”. Fue un espiro.
Tres hijos, la mujer, amás un perro.
Como un tungo tenáz la fue de tiro.
Todo se la aguantó: hasta el destierro.
Y aquí palmó...aquí está adormecido.
Mi viejo, el pobre tano laburante.
Se la tomó una cheno de descuido
y me dejó un recuerdo lacerante.
Que mundo habrá encontrao en su apoliyo
Si es que hay un mundo para los que se piantan.
Sin duda el cuore suyo se hizo grillo
y
su mano cordial es una planta.
A partir
del momento en que la Legislatura de la Confederación autorizó la entrada
irrestricta de inmigrantes, las cifras de población crecieron. De aproximadamente 1.200.000 habitantes en 1859
se pasó diez años después a 1.830.214,
para alcanzar en 1895 a
4.044.911 que se convirtieron en
8.092.216 para el censo de 1914, precisamente cuando la guerra europea cortó el
flujo inmigratorio.
Los que se
arriesgaban a un viaje de tal magnitud para buscar un destino mejor eran en su
enorme mayoría aquellos a quienes la miseria arrojaba de zonas paupérrimas de
Europa, como Galicia, pueblos cercanos a Nápoles y Génova, la isla de Sicilia o
la región calabresa. Eran también judíos que huían de los pogromos de Rusia y Europa Central.
No llegaron los cultos florentinos ni los
españoles versados en el Quijote, arribaron seres semi-analfabetos. Hombres
para quienes la educación sistemática era tan vedada como para un gaucho de las
pampas. Fueron seducidos por la posibilidad de adquirir a muy bajo precio
tierras de cultivo. Los folletos de propaganda prueban la magnitud del engaño.
En su mayoría eran personas provenientes
de regiones campesinas que se encontraron con una estructura social de tipo
feudal donde la tierra ya estaba repartida en manos de unos pocos
terratenientes.
El gaucho se había visto obligado a emigrar a
los límites de la ciudad y se convirtió en orillero. La clase dirigente exaltó
tardíamente sus virtudes y a pesar de que integraba la misma clase de
los inmigrantes, no cesaba en manifestarle su repudio. Para él, el gringo personificaba los
cambios tecnológicos y aunque no había competencia laboral porque uno hacia los
trabajos de a pie y el otro los de a caballo, el gaucho odiaba que le alterasen
sus costumbres. Hay muchos ejemplos de xenofobia (matanza de Tandil 1-1-1872).
Por
otro lado Sarmiento consideraba que la holgazanería del gaucho impedía el
progreso del país y también veía en él
un peligro social por su potencial revolucionario. Aconsejó en 1861 al Gral. Mitre: “No ahorre sangre de gauchos”.
Es por todo esto que la nostalgia
propia de muchas letras de tango es una característica tanto de la inmigración
como del gaucho. Compartían
angustia, marginación y desarraigo.
El
cincuenta por ciento de los inmigrantes permaneció en Buenos Aires hacinado en
conventillos. Estos grupos de extranjeros fueron también los que impulsaron la
creación de las primeras asociaciones gremiales de la Argentina y alentaron las
primeras huelgas.
Entre
la guitarra, el canto y la pulpería se produce el encuentro de la ciudad y el campo. Fue una mixtura de
marginados: el inmigrante, el negro y el gaucho. La síntesis de distintas
identidades que confluyen hacia una misma dirección.
La inmigración le dio un enorme aporte al tango. Los
españoles trajeron a estas tierras su gusto por el teatro. Los italianos su
pasión musical, su facilidad para ejecutar diversos instrumentos, su buen oído
y su amor por el canto
Eduardo García Lalanne, compuso la música de
“Ensalada criolla”, el libro pertenece a Enrique De María, y se estrenó el 27 de enero
de 1898 por la compañía de los Podestá en el Teatro Apolo. Se popularizó la
escena en que aparecen el rubio, el pardo y el negro:
Yo soy el rubio Pichinango
Yo el pardito Zipitría
Yo
nunca niego la cría
soy el negro Pantaleón.
Los tres somos cuchilleros
más
nombrados de la gente
pues nos limpiamos los dientes
con la punta del facón.
Solamente
cambia el discurso cuando hace referencia a la madre.
Es una crónica
directa, un autoanálisis sin evasiones menos con respecto
a ella. Jamás le reprocha nada. Es sublime. Ante la ausencia del padre no deja
entrever que el hijo pudo ser fruto de
una relación circunstancial. En lo demás es un libro de quejas del arrabal.
La música y danza de las orillas llegó al resto
de la ciudad con los dulces organitos, las rondallas callejeras y las banditas
populares.
Se concibió
en ambientes cercanos al puerto, en los cafetines y quilombos que
bordeaban la Vuelta de Rocha. En patios
de tierra suburbanos y pueblerinos, en las carpas donde se amalgaman y
entrecruzan milicos licenciados de la Expedición al Desierto. Entre carreros,
peones de los hornos de ladrillos, cafishios, artesanos, inmigrantes y obreros de las primeras
fábricas.
“Andá, andá a
la milonga” ¿Para dejar las penas de lado? ¿Y la contención
del padre? Él, la mayoría de las veces es soslayado y otras camuflado. A veces
el caudillo político adopta
colectivamente el rol paterno. También, deslumbra como protector, el guapo del barrio.
La
danza nació en el lupanar igual que la letra y se convirtió en el baile del barrio. Los organitos han divulgado sus
melodías disfrazadas de habaneras en las calles de la barriada pobre, para que
fuera accesible a las mujeres decentes que no iban al prostíbulo. Ellas y los
chicos las sabían de memoria.
No pasaría mucho
tiempo para subir peldaños. En 1912
llegó a los salones de la aristocracia europea.
“El porteñito”
(Ángel
Gregorio Villoldo)
Soy hijo
de Buenos Aires.
Por
apodo El porteñito,
el
criollo más compadrito
que en
esta tierra nació.
Cuando un tango en la
vigüela
rasguea
algún compañero
no hay
nadie en el mundo entero
que
baile mejor que yo.
No hay
ninguno que me iguale
para
enamorar mujeres,
puro
filo y nada más.
Y al
hacerle la encarada
al fileo
de cuerpo entero,
asegurando
el puchero
con el
vento que dará.
Soy terror del
malevaje
cuando
en un baile me meto,
porque a
ninguno respeto
de los
que hay en la reunión
y si
alguno se retoba
queriendo
meterse a guapo
yo le
encajo un castañazo
y a
buscar quién lo engendró.
Cuando el vento ya escasea
le formo un cuento a mi china
que es la paica más ladina
que pisó el barrio del sur.
Y como caído del cielo
entra el níquel al bolsillo
y al compás de un organillo
bailo el
tango a su salú.
De ritmo ligero y azarzuelado fue compuesto
aproximadamente en 1903 y grabado por el propio Villoldo en sellos de
la época. Lo difundió exitosamente la voz de Alfredo Eusebio Gobbi a
quién Héctor Bates le atribuye la paternidad de la letra. Aquí se perfila el
rufián que estaba latente en el compadrito. Es un personaje recurrente del creador.
Villoldo cuya fecha de nacimiento es incierta. es el
primer letrista del tango (el padre). Viajó a París en 1907, con
otros dos pioneros del género,
Alfredo Eusebio Gobbi y Flora Rodríguez. Contratados por la empresa Gath y Chaves para grabar discos.
Gobbi (1877-1938) compadre de Villoldo, también
escribió temas en este tono: “Yo no
trabajo/ no tengo rentas/ y nunca pienso en trabajar/ no pago a nadie/ ninguna
cuenta/ y me divierte a mi el calotear” (robar).
Villoldo
murió el 14 de octubre de 1919 de cáncer, en la casa de la calle Alsina 1281, donde vivía con la morocha
Victorina. Con él se fue el más importante hombre de la primera etapa del
dosxcuatro. Compuso “El choclo” (1903) que en lo de Hansen era tanguito y en el Restaurante Americano figuró como “danza
criolla” para confundir al dueño del
local y para no alarmar a las distinguidas comensales.
Fue un
artista de la escena, tocaba tango lo cantaba y bailaba. Hoy sería a la vez cantautor y showman. Su obra es ecléctica. Desempeñó los trabajos más disímiles, fue tipógrafo,
cuarteador en Barracas, ejecutante de guitarra, armónica, letrista, periodista,
poeta. El Villoldo tanguista se desdobla
en dos, el autor de tangos al modo andaluz, y el autor de milongas y tangos
amilongados. También escribió habaneras, marchas, mazurcas, tonadillas,
chotis, estilos, valses, cuplés. Las tonadilleras de la época incluían su
repertorio en las presentaciones: Pepita Avellaneda y particularmente Lola
Membrives. (“La
camarera y el compadrito” cantado a dúo por Villoldo y Membrives).
Sus letras
tanguísticas proceden del
prostíbulo y la forma del cuplé:
“Matufias o el Arte
de vivir”
(Ángel
Villoldo)
-1903-
Es el siglo en que
vivimos de lo más original.
El progreso nos ha
dado una vida artificial;
muchos caminan a
máquina, porque es viejo andar a pie.
Hay extractos de
alimentos y hay quien pasa sin comer.
Siempre hablamos de
progreso buscando la perfección
y reina el arte
moderno en todita su extensión;
la chanchulla y la
matufia hoy forman la sociedad
y nuestra vida
moderna es una calamidad.
De unas drogas hacen
vino y de porotos café,
de maní es el
chocolate y de yerbas es el té:
las medicinas veneno que quitan fuerza y salud,
los licores vomitivos
que llevan al ataúd.
Cuando sirven algún
plato en algún lujoso hotel
por liebre nos dan un
gato y una torta por pastel.
El aceite de la oliva
hoy no se puede encontrar
pues el aceite de
potro, lo ha venido a desbancar.
El tabaco que fumamos
es habano Pureclan
pues así lo
bautizaron cuando nació en Tucumán.
La leche se pastoriza
con el agua y almidón
y con carne de
ratones se fabrica el salchichón.
Los curas las
bendiciones las venden y hasta el misal
y sin que nunca
proteste la gran corte celestial.
Siempre suceden
desfalcos en muchas reparticiones
pero nunca a los rateros los meten en las
prisiones.
Se presenta un
candidato diputado nacional
y a la faz de todo el
mundo compra el voto popular,
Se come asado con
cuero y se chupa a discrición.
celebrando la matufia
de una embrollada elección.
Hoy la matufia está
en boga y siempre crecerá más
y mientras el pobre
trabaja y no hace más que pagar.
Señores: abrir el ojo
y no acostarse a dormir.
Hay que estudiar con
provecho el gran arte de vivir.
MIXTURA ENTRE BACANES Y LA CHUSMA
En la Argentina
de 1890 orillero era el individuo de clase
media baja que no tenía trabajo fijo, el
obrero porque se consideraba a la industria
marginal en un país agricultor, además de todos los trabajadores
callejeros y ambulantes y los personajes
vinculados al prostíbulo.
La relación entre el
cafisho y la prostituta era sumamente
curiosa. Taquera es la mujer
que taquea o taconea, la que hace
levantes callejeros.
China era la
nativa.
Abrame cancha, no sea salame,
hagase a un lao que pasa la taquera,
no hay como yo pa’ defenderse sola
y en amansar a un hombre soy primera.
¿No vé que ando con botas de gendarme,
pañuelo al cuello, pilcha fabriquera,
camisa di hombre abierta en la pechuga,
faca en la liga y jeta pendenciera?
Soy una china mandona.
Soy la taquera porteña.
Soy un as para el levante,
que a las demás las sobra por la greña.
...yo sufro por mi macho
lo que venga
me faja bien y lo quiero de veras.
La biaba es la caricia del cafisho
y p’aguantar se han hecho
las taqueras.
Muchos personajes vinculados a la composición tenían
mujeres que
trabajaban para ellos. El rufián, fioca o canfinflero
es un personaje envidiado de la orilla. Se viste con cierto lujo. El compadrito
en general se adorna con exageración. Imita la moda de los ricos.
Llegaban a ponerse los anillos sobre los guantes. “Dandy” (1928 Música y letra: Agustín
Irusta. Roberto Fugazot y Lucio Demare )/… Dandy ahora te llaman los que
no te conocieron/ en el barrio se comentan fulerías para tu mal/ Has nacido en
una cuna de malevos, calaveras, de vivillos y otras hierbas ...pensá un poco en tu pobre viejecita y en su
dolor. Tu pobre hermana, en el taller/ ...pero un día, cuando nieve en tu
cabeza/ a tu hermana y a tu vieja llorarás.
Guapos y compadres rara vez se casaban
conscientes de que su vida dependía de la suerte. Si el compadrito acababa en
la cárcel no era cuestión de dejar viudas e hijos desamparados. Además el celibato para la gente de cuchillo era garantía de eficacia. La ausencia de un amor o una familia les
impedía titubear en medio de una trifulca. Malevaje (Discépolo-Filiberto) /...ayer de miedo a matar, en vez de pelear me puse a correr/Me vi a la
sombra o finao,/pensé en no verte y temblé/ si yo que nunca aflojé.../ Decí por
Dios que me has dado/ que estoy tan cambiao / no sé más quien soy.
Existía entre el rufián y la pupila una
relación amor-odio: “Que vida más arrastrada la del pobre
canfinflero, el lunes cobra las latas, el martes anda fulero” Las latas aluden a las fichas que entrega el
que regentea el prostíbulo. La pupila las devuelve después de atender a cada
cliente. Señala la mitad de la tarifa cobrada por el servicio. El lunes el
cafiolo puntualmente las recogía: “Dame la lata que has escondido, ¿Qué te
pensás, bagayo que yo soy filo. Dame la lata y a laburar. Si no la linda biaba
te vas a ligar”.
La
muchachada juerguista improvisaba en los prostíbulos coplas de intención
rufianesca. Las recreaban los poetas a destajo
contratados por editores del negocio del
folleto. El público grueso bailaba el tango en los cafés-lupanares y si la cosa se
ponía espesa arengaban: “Muchachos
toquen una polka que viene gente”
Los más
distinguidos lo bailan en los clandestinos de lujo. El café de Juan Hansen se habilitó en 1877. Era un
rincón escondido en el viejo Palermo. Después de la muerte de Hansen acaecida en
1892, se hizo cargo el inmigrante
lombardo Anselmo R. Tarana. Parapetado en las vías del Central Argentino, tenia
como telón de fondo el río. Era una mezcla de prostíbulo de lujo y restaurante. Allí las peleas eran frecuentes. Fue recreo de bacancitos, patoteros y
malandrines. Todas las noches irrumpía
la orquesta con “El Entrerriano”
mientras afuera las estridentes voces de los cocheros quebraban el silencio del bosque. El antiguo “Hansen” cerró definitivamente en
1912.
Enrique García Velloso pone en boca
del personaje Ernesto, en el primer acto
de “El tango en París” estrenado por la compañía de Florencio Parravicini en 1913: “¡te veo
todavía en el
Hansen... ¿te acordás?,
Las fiestas
de los carnavales también posibilitaron las mezclas. Desde tiempos de Rosas el
carnaval en Buenos Aires era la fiesta popular por excelencia. Hacia fines del
siglo XIX los teatros se abrían para los
bailes de disfraz. Al levantar las butacas de la platea se convertía en pista
de baile. Los palcos y las localidades altas eran para descanso temporario de
los bailarines. En los pasillos y vestíbulos se veían entusiastas orilleros
y las pupilas especialmente vestidas y
muy maquilladas.
Al carnaval callejero concurren niños bien disfrazados de pueblo.
La inserción
del tango en las clases altas es notoria. El escritor Ricardo Güiraldes
(1886-1927) escribe en francés a los
ocho años a su madrina agradeciéndole el
regalo de una guitarra, y en un alarde travieso le comenta que su hermano
Manuel le ha enseñado El Queco y la milonga (Le Queco et la Milonga). El
aristócrata bailó el tango y lo enseñó
en París.
La mixtura es paulatina aunque la línea de conflicto existió siempre. La
orilla es mal vista por las clases altas y las medias asimiladas a aquellas. La
chusma inmigrante sin ocupación ni profesión fija y la clase media baja aspiran
a ascender socialmente y competir
en los puestos de mando social.
EL
DOMINGO ES DE LA VIEJA
El payador José
Bettinotti, (1878-1915) hojalatero de profesión, entonaba:
Pobre mi
madre querida
cuántos
disgustos le daba
cuántas
veces pobrecita
llorando
lo más sentida
en un
rincón la encontraba.
Este tema
volvió a actualizarse al ser cantado por
Hugo del Carril en “El último payador”
donde personificaba al payador. Film de Homero Manzi y Ralph Pappier.
“Pobre mi madre querida” film de Homero Manzi y Ralph
Pappier. Hugo del Carril personifica a
Román.
“A mi madre”(Gardel-Razzano-Robles 1918) Pobre
Madre yo de ella me olvidaba/cuando en brazos del vicio me adormí/...y al ver
que gime mi angustiado pecho/todos se alejan de mi pobre lecho/ pero mi madre
no...
“Viejecita Mia”(Marcucci-Dizeo 1923)/...Madrecita
idolatrada. Mi viejecita adorada... Tres años estuve preso/...Yo te busco en
vano,/ y es cuando más tu fiel cariño/lo imploro con ansias/ pero ya no
estás...Madre mía...
“Perdón Viejita”(Saldias-Fresedi 1925) Perdón
viejita, única amiga/ ...Yo estaba loco, fui un pobre hombre/yo la quería con
devoción/...Aquella noche junté mis pilchas/ y sin decirte tampoco, adios/ te
abandonaba viejita mía, para cambiarte por ese amor/...Perdón viejita, única
amiga, /que me reciba tu bendición/ yo me arrodillo/beso tus manos y una y mil
veces pido perdón...
“Patio mío”
(Castillo-Troilo,1951): …Patio mío,
donde mama me cebaba/ y el tango manso trenzaba cada noche un desafío
Versos
que encierran la fantasía edípica de
ocupar todos los espacios para la madre. La única preocupación de ella es su
hijo, sus calaveradas, su camino descarriado. Jamás rezonga por su propia vida,
ni por la falta de una pareja. La madre para el varón siempre está presente,
aguantando todo.
“Mala entraña” (Flores-Maciel,1927) /...malandrín de la carpeta, te
timbeaste de un balazo/ el caudal con que tu madre pudo vivir todo un mes/ ...
se murió tu pobre madre y en el mármol de tu frente/ ni una sombra, ni una
arruga que deschavara elocuente/ que tu vieja no fue un perro y que vos sabés
sufrir.
“La gayola” (Tagino-Tuegols,1927)
/ ...y acordarme de aquel tiempo en que yo era un hombre honrado/ y el
cariño de mi madre era un poncho...
“Garufa” (Fontaina-
Soliño-Collazo,1928) / ...tu vieja dice que sos un bandido/ porque supo que
te vieron la otra noche/ en el Parque Japonés.
“Medianoche”
(Gagliardi-Troilo,1933) /...Ya mañana es domingo y es día de visitas, más yo
sé que una sola para mi ha de ser/ mi viejita querida que por mí tanto sufre,
que tanto me dijo y yo no la escuché
“Ladrillo”
(Caruso –Filiberto) /...Los jueves y domingos se ve una viejita/ llevando un
paquetito al que preso está
“Madre hay
una sola” (de la Vega-Bardi) /...madre hay una
sola.../y aunque un día la olvidé/me enseñó al final la vida/que a ese amor,
hay que volver...
“Hacelo por
la vieja” (Vivan. –Bonatti-Sciammarella) /... Hacelo por la vieja abrite de
la barra/ya ves lo que te espera si continuás así/no ves que es peligroso tomar
la vida en farra/hacelo por la vieja si no lo hacés por mi...
“Madre” (Servetto-Pracánico) /…Madre. Las tristezas
me abatían y lloraba sin tu amor...Madre. No hay cariño más sublime ni más
santo para mí...
“Flor de
fango” (Contursi-Gentile, 1917) (No queda claro si la madre la abandonó o
murió.)
/...Mina
que te manyo de hace rato/ perdoname si te bato que yo te vi nacer/ /... no
tenías en el mundo, ni un cariño ni un consuelo/ el amor de tu madre te faltó...
En cambio
en:“Cotorrita de la suerte” (de
Grandis-De Franco, 1927) La madre asiste a la tísica hasta el final.)
/...esperando
al bien amado ansiosamente/ y la tarde en que moría tristemente/ preguntó a su
mamita: ¿no llegó?
“Margot”
(Flores-Gardel-Razzano, 1919) /...Se te embroca desde lejos, pelandruna
abacanada/ que has nacido en la miseria
de un convento de arrabal/ ...y tu
vieja, pobre vieja, lava toda la semana/ p’a poder parar la olla con
pobreza franciscana/ en el triste conventillo alumbrado a querosén
La idealización a veces le hace asumir el rol de marido.
“Sentencia”- 1923
( Celedonio Flores- Pedro Mafia)
Yo nací, señor juez, en el suburbio,
suburbio triste de la
enorme pena,
en el fango social donde una noche
asentara
su rancho la miseria.
El cariño de mi madre, de mi viejita
adorada,
que por santa merecía, señor juez, ser
venerada,
en la calle de mi vida fue como luz de
farol.
Y piense, si aquella noche, cuando oí que
aquel malvado
escupió sobre sus canas el concepto bajo
y cruel,
hombre a hombre, sin ventaja, por el
despecho cegado,
por mi cariño de hijo, por mi cariño
sagrado,
sin pensar, loco de rabia, como un hombre
lo maté.
.La audiencia, señores se ahogaba en silencio,
llorando el malevo ¡lloraba su pena! el alma
del pueblo
La madre le
da seguridad, amparo, cubre sus necesidades; afuera está el mal.
“Tengo miedo” (Flores-Aguilar,
1926) Te suplico que me
dejes, tengo miedo de encontrarte /...que me dejes con mi madre/ que, a su
lado, santamente, edificaré otra vida, ya que me siento capaz.
“ Victoria” (Discépolo,1929)/...Victoria. ¡Saraca!¡victoria! Pianté de la noria
¡se fue mi mujer!...¡Vivir con mama otra vez!/
“Cuando me entrés a fallar” (Flores-Aguilar,1940) /… te quiero como a mi madre,
pero me sobra bravura/ p’a hacerte saltar p’a arriba cuando me entrés a fallar.
“La casita de mis viejos” (Cadícamo-Cobián,1931)/...sólo la Madre nos perdona en esta vida/ Es
la única verdad./ Es mentira lo demás.
Pocas veces se atreve a la separación;
significa cortar el cordón umbilical.
“ Mama...yo quiero un novio”(Fontaina-Collazo,1927)
La letra y música de este tango la escribieron hombres./...Mama, yo quiero
un novio que sea milonguero, guapo y compadrón/ que no se ponga gomina, ni fume
tabaco inglés/ que p’a hablar con una mina sepa el chamuyo al revés/ Mama, si
encuentro ese novio/ juro que me pianto aunque te enojés
Un poco antes
y en la década de 1940 -con la
industrialización– cambian los temas:
“Al pie de la santa cruz” (Battistella-Delfino,1933)
/...Declaran la huelga hay hambre en las casas/ es mucho el trabajo y poco
el jornal/ y en ese entrevero de lucha sangrienta/ se venga de un hombre la ley
patronal.
(Carlos Gardel grabó este tema el 1-9-33, poco antes
de filmar sus últimas películas. En ese año
Hitler, comienza la campaña antisemita, abandona la Liga de las Naciones
y se retira de la Conferencia del Desarme.)
“El Mudo”
compone y graba “Silencio”; un
alegato contra la guerra:
“Silencio”
(Música y letra de Carlos Gardel,
Alfredo Le Pera, Horacio Pettorossi)
Silencio
en la noche. Ya todo está en calma.
El músculo
duerme, la ambición descansa.
Meciendo
una cuna, una madre canta
un canto
querido que llega hasta el alma
porque en
esa cuna está su esperanza.
Eran cinco
hermanos, ella era una santa.
Eran cinco
besos que cada mañana
rozaban
muy tiernos las hebras de plata
de esta
viejecita de canas muy blancas.
Eran cinco
hijos que al taller marchaban.
Silencio
en la noche, ya todo está en calma.
El músculo
duerme, la ambición trabaja.
Un clarín
se oye... ¡Peligra la patria!
Y al grito
de guerra los hombres se matan
cubriendo
de sangre los campos de Francia.
Hoy todo
ha pasado, renacen las plantas,
un himno a
la vida los arados cantan,
y la
viejecita de canas muy blancas
se quedó
muy sola, con cinco medallas
que por
cinco héroes la premió la patria.
Silencio
en la noche, ya todo está en calma.
El músculo
duerme, la ambición descansa.
Un coro
lejano de madres que cantan,
mecen en
sus cunas nuevas esperanzas.
Silencio
en la noche, silencio en las almas.
Hay versiones
que indican que el personaje es madame Daumer, viuda del presidente de Francia
asesinado en 1932. Sus cinco hijos fallecieron en la Primera Guerra Mundial.
Igualmente el padre no figura.
Existe otro
dato significativo Pettorossi (guitarrista de Gardel) se negó a llevar el
apellido de su padre porque no se casó con su madre. Algunas veces firma Horacio
G. que corresponde a su padre: Gemignani.
“Silencio” y “Negra María” obvian al padre. En el
primero, la viejecita recibe cinco medallas por la muerte de sus cinco hijos;
en la segunda, solamente llora la madre.
“El Zorzal”, reunía la condición de
inmigrante y es el mayor cultor del canto criollo. Era de padre desconocido. Carlos Gardel (1890-1935) Hay
discrepancias sobre su origen. En su testamento figura: “Soy francés,
nacido en Toulouse, el día 11 de diciembre de 1890, hijo de Berthe Gardés,
siendo mi verdadero nombre y apellido Carlos Romualdo Gardés”
Al final siempre la madre:
“Adiós muchachos” (Vedani-Sanders,1927) Por varios años fue el tango de mayor éxito en
Europa, utilizado en películas de
Hollywood; en una de ellas actuó el francés Charles Boyer. /...ya me voy y me resigno, contra el destino
nadie la talla.../ acuden a mi mente, recuerdos de otros tiempos, de los bellos
momentos que antaño disfruté/ cerquita de mi madre, santa viejita…
La madre
ocupa el doble rol, El ocultamiento y la falta de reclamo sobre la identidad no
condice con esta historia tan bien musicalizada.
La anotación en los registros de “padre
desconocido” era muy numerosa y se deduce que la
madre no tiene dinero y hace
malabarismos para sacar adelante a los hijos.
El
perfil laboral en el cuarenta es distinto
y se puede soñar con establecer
una familia. Hasta ese momento el varón
se conformaba con tareas golondrinas, mal pagas. Con las nuevas leyes
pudo ingresar a las fábricas. Nacieron
otros barrios y los núcleos familiares comenzaron a desarrollarse. En este contexto se produce una escisión,
muchos cantan otro tipo de música que
les recuerda la querencia; el interior
abandonado en procura de mejores perspectivas económicas.
El cantor
Antonio Tormo fue el ídolo de ese amplio estrato que arribó a
la periferia de las grandes ciudades.
¡HAY
CADA PAPITO!
“Mi papito” -1928-
Letra: Roberto Fontaina y Víctor
Soliño
Música: David Estévez Martín.
Mirá José, no seas
otario.
No andés con vueltas
y fajala,
que a la mujer que
sale mala
p’a hacerla andar
derecha
la biaba es lo mejor.
En cuanto le des
cuatro gritos
y la tratés de
prepotencia,
palpitará la
contundencia
y te dirá loca de
amor:
“Yo quisiera que me
casques p’a quererte,
mi papito; mi papito;
yo quisiera que me
dejes de ambulancia,
mi papito; mi papito.
Yo me meto cuando
encuentro a un hombre fuerte
si me casca, me
enloquece,
pero en cambio no les
doy beligerancia
a esos tipos que
hablan de amor”
Yo, como vos, no me
animaba
pero la vida me
enseña,
que la mujer es dura
peña
que con palabras
dulces
no se puede partir.
Yo no quería hacerme
el malo
y ella pensó que yo
era un “caso”
pero le dí el primer
tortazo
y con amor me dijo
así.
La
revista “Jugenol” (Munich-1920) en
una nota ilustrada, caricaturiza el machismo del tango.
A
muchas mujeres compositoras se las
descalificaba y firmaban con seudónimo
de hombres.
En
algunos casos aparece el
resarcimiento, la reparación:
“El bazar de los juguetes” (Rufino-Yiso-Podestá) /... Yo se los compro todos no importa lo que gasto/
dinero no me falta para poder pagar/ por una sola noche yo quiero ser Rey Mago/
para que los purretes de todo el arrabal/ mañana al despertarse aprieten en sus
manos el sol de esta alegría que yo les quiero dar/ ...si mi vieja era tan
pobre le faltaba siempre un cobre para comprarnos el pan/ ... pobre madre que
no me pudo dar ni el más humilde y pobre de todos los juguetes .../
“Cucusita” (Lucero-Riobal)/...Perdóneme, doctor, si yo he venido a rogarle
que me diga sí es verdad.../ me llamo Cucusita y tengo una hermanita que no
puede jugar.. .es de trencitas rubias si viera qué bonita/ y hace seis meses
largos no puede caminar.../ muy pronto sanará si crees en Dios/ ...a su casa
corrió con alegría y en los brazos de la madre se durmió...
Casi siempre
el padre es del otro u otra:
“Pituca” (Cadícamo-Ferreyra) /... ¡Che pituca!, quién tuviera la alegría de tener
una alcancía como la de tu papá/ ¡Ché pituca!
no derroches los canarios, que a tu viejo el millonario lo voy a ver al
final,/ con la bandera a media asta, cuidando
coches a nasta,/ en alguna diagonal/
También
existen los suplentes:
“Levanta la frente” (Nápoli-Magaldi) /...No es falta, la falta de dar luz a un niño, la ley de dar frutos es ley de la flor./ No peca quien brinda la fe del cariño/ Acércate hermana, no llores no temas, la ley de ser madre es ley natural.../ del hijo que traes cual padre ya soy./ Tu buena cuñada me dio dos cachorros, de cuentas haré hermana, que ya tengo tres.
A
los inmigrantes que a posteriori
trajeron sus mujeres o formaron pareja aquí muchas veces se los desvaloriza,
subordina o simplemente se los niega.
“Giuseppe el zapatero” -1930-
Letra y música: Guillermo Del Ciancio
E tique, taque,
tuque, se pasa todo el día
Giuseppe el zapatero,
alegre remendón.
Masticando el toscano
y haciendo economía,
pues quiere que su
hijo, estudie de doctor.
El hombre en su
alegría, no teme el sacrificio,
así pasa la vida
contento y bonachón.
¡Ay, si estuviera,
hijo, tu madrecita buena!
El recuerdo lo apena
y rueda un lagrimón.
Tarareando la violeta
don Giuseppe está contento,
ha dejado la
trincheta, el hijo se recibió.
Con el dinero juntado
ha puesto chapa en la puerta,
el vestíbulo
arreglado, consultorio con confort.
E tique, taque,
tuque, don Giuseppe trabaja.
Hace ya una semana el
hijo se casó:
La novia tiene estancia
y dicen que es muy rica,
el hijo necesita hacerse posición.
E tique, taque,
tuque, ha vuelto don Giuseppe,
otra vez todo el día,
trabaja sin parar.
Y dicen los paisanos,
vecinos de su tierra:
Giuseppe tiene pena y la quiere ocultar.
Tener un hijo
con diploma era la aspiración de todo extranjero. Esto fue reflejado en la
pieza teatral de Florencio Sánchez:
“M’hijo el doctor” de 1903.
Carlos De la Púa escribió:
“Vinieron de Italia, con un bagayito por toda fortuna, pasaron los días,
pasaban las noches, el viejo en la fragua, la vieja lavando. Vinieron los hijos
todos malandrinos.
“Organito de la tarde” (González Castillo- Cátulo Castillo,1923)
/... Cuentan las viejas... que aquel viejito
tuvo una hija que era la gloria del arrabal /... pero cayó un día un forastero
bailarín, buen mozo y peleado/ ...desde entonces es que padre y novio la van
buscando por el arraba.l
“Talán, talán” (Vacarezza-Delfino, 1924) /... Talán, talán, pasa el tranvía por
Tucumán.../ Del acoplado en un banco muy pensativo viaja don Juan./ Un viejo
criollo que hace treinta años, en las estibas se gana el pan./ Está muy triste,
desde aquel día que su hija mala dejó el hogar.
“Lloró como una mujer” (Flores
–Aguilar, 1929) /... como quedaste en la vía, y tu viejo, un
pobre tano, era chivo con los cosos pelandrunes como vos,/ ...Decime si yo no
he sido para vos como una madre/ decime si yo merezco lo que me pensás hacer. Bajó el bacán la
cabeza, y él, tan rana y tan compadre, besándole los cabellos lloró como una
mujer.
“Niño bien”
(Fontaina- Soliño, 1927) Niño bien pretencioso y engrupido, que tenés
berretín de figurar/ ... que llevás dos apellidos, y que usas de escritorio el
petit bar./ Pelandrún que la vas de distinguido y siempre hablás de la estancia
de papá/ mientras tu viejo p’a ganarse el puchero todos los días sale a vender
fainá.
“Chorra”de Enrique Santos
Discépolo /...Y he sabido que el
guerrero/que murió lleno de honor/ ni murió ni fue guerrero/ como me engrupiste
vos/ Está en cana prontuariado/como agente ´e la camorra/profesor de
cachiporra/malandrín y estafador.
Son pocos los
tangos donde hablan de familias constituidas.
“Antiguo reloj de cobre” (Marvezzi) /... que vas marcando en el
tiempo.../ fuiste orgullo de mi viejo que lucia en su cadena/ .../ hoy ya
pasaron los años.../ y en el banco
prestamista he llegado a formar fila./ Perdonáme viejo si de vos me he
olvidado…/ sé que desde el cielo me estás campaneando/ sé que lo has querido
tanto /...cuatro pesos sucios por esa reliquia/ ... y la imagen de mi madre ví
que me compadecía y llorando me decía el viejo te perdonó.
“Secreto” (Discépolo,
1932) Quién sos, que no
puedo salvarme, muñeca maldita, castigo de Dios.../ por vos se ha cambiado mi
vida/ ...no puedo ser más vil, ni puedo ser mejor, vencido por tu hechizo.../
por vos a mi mujer la vida he destrozao, y es pan de mis dos hijos todo el lujo
que te he dao...
“Si se salva el pibe” (Flores-Pracánico,1933) /...vas a ver la farra que vamos a dar, si Dios
no permite que el pibe se vaya /.../ no
tienes que dejarlo salir con los muchachos, en casa hay demasiado lugar para
jugar/ ya sé que tú no tienes ninguna culpa en esto/ verás como esto, vieja, le
sirve de lección./ .../ me contó mi madre que todos los chicos, tienen a su
lado un ángel guardián...
“Nene caprichoso!
(Pelay-Canaro)Nene caprichoso basta de llorar/Y a dormir, que
los bebes buenos/duermen pronto y sin chistar/...Entendé que debés dejar/ que
papá y mamáv/vayan a bailar.
Casos aislados
“Entra nomás” (Bastardi-Rezzano) Entrá nomás ya que has vuelto, no tengas miedo
a la biaba/ ...y aunque tuviste el coraje de abandonar nuestro hijito, entra,
que está el pobrecito deseando que lo besés/ ...serás la madre de mi hijo, pero
mi mujer...¡jamás!
“Noche de Reyes” (Curi-Maffia) /...por
ella me hice bueno, honrado y buen marido.../ pero una noche de Reyes, cuando a
mi hogar regresaba, comprobé que me engañaba, con el amigo más fiel. /.../ los
zapatitos el nene afuera los dejó, espera un regalito, no sabe que la madre/
por falsa y por canalla, su padre la mató.
“Justicia criolla” (Brancatti-Iriarte) Han venido a prenderme. Ya
estoy listo, la cárcel a los hombres no hace mal/ .../ antes permitan que
estampe, un beso a mi pobre hijita, que ha quedado huerfanita /... /mañana
cuando ella moza, sepa el final de la madre/ ...díganle que yo la he muerto
porque fue una libertina.
EL PADRE
Se acordó tarde:
“Y el viejo ya no está” (Varela-Titi
Rossi–Soldán) Vals / ...la luz de
su vida dejó de alumbrar / ...y hoy que tengo mil cosas que darle/ quisiera abrazarlo y el viejo no está.
Con respecto al retrato del padre en las composiciones
rioplatenses, hubo incógnitas que se develan poco a poco. En esta época la
madre soltera es jerarquizada, en el inicio del dosxcuatro y hasta muchas
décadas después no sucedía así, se abrían juicios adversos a su persona.
Teniendo en cuenta que los artistas
reflejan la historia y de alguna manera ponen
un pie en las certezas y al otro
le permiten volar; los creadores se encontraron
con un bache, con otra realidad
para cincelar las creaciones. El tiempo
y las circunstancias en definitiva permiten tamizar y aprendemos a leer entre líneas.
Años
después cuando el entramado social se
fue definiendo aparece con timidez el padre.
No dudo que debe haber bajo carpeta más obras
que esperan la luz y en definitiva la difusión.
“El corazón
al sur” (Eladia
Blázquez, 1975) Nací en un barrio donde el lujo fue un albur,
por eso tengo el corazón mirando al sur / Mi viejo fue una abeja en la colmena,
las manos limpias, el alma buena. Y en esa infancia, la templanza me
forjó/.../ Mi barrio fue una planta de
jazmín, la sombra de mi vieja en el jardín, la dulce fiesta de las cosas más sencillas/
Atilio
Stampone compuso un tango en memoria de su padre y Eladia Blázquez los versos: “Viejo Gringo"
Desde un rincón muy
tuyo me llamas, con un recuerdo azul, que vuelve atrás/ la compinchería de aquel guiño, el santo y
seña de tu cariño/ la mano sobre el hombro, alguna vez diciéndome muchacho...
¡No aflojé! / con el puro amor de hijo, con el regocijo de vencer tu adiós /
vuelvo a revivir esos domingos viejo gringo/ junto a vos.../cuando en aquel
patio con macetas eran un son de canzzonetta tu canción.
En 1977 Horacio
Ferrer escribió con Osvaldo Tarantino “Canción de mi adolescencia”/...de pronto, supe más que el viejo, mientras él
me amó callado./ y ante un rezongo de mamá grité: pa qué me has engendrado.../ pitando un negro
negué a Dios, y muy seguro ya era ingeniero igual o más que el tío Arturo/y con
el mundo en el ojal dicte la ley y mi futuro...
“A mi padre” (Héctor Marcó) /... si he llegado a esa luz que tu elegiste por esposa y compañera de
tu amor, como olvidarme de ti, padre.../si fuiste brújula y guía de mi corazón/
con el cariño de un hijo bueno. Oh padre... en tu nombre me arrodillo/ ... tu amor me dio todo el cariño/ perdí en el
mundo mi mejor amigo, cuando tu pecho me abrazó para morir/
“Viejo mío” (Gloria Marcó, 1998) Tengo ante mis ojos tu
grafismo inquieto, tus papeles de crepúsculo amarillo/ el temblor de tus manos
en los últimos versos, mordiéndole sin tregua los pasos a la muerte/.../ y vos viejo querido, dejarás nuevamente un
beso en mi mejilla, crisálida de luna / tu beso, viejo mío, posado en mi
mejilla será una mariposa/ mariposa de nube que me acaricie el alma.
“Por los viejos” (Roberto
Díaz-Reynaldo Martín) Cuando veo
esa luna grandota que trota las calles del sur/ me parece que vuelve mi viejo
con su catalejo siguiendo la luz/ y su voz es el tiempo que pasa, sus manos, la
casa que ayer levantó./ Me conmueve su traje gastado y ese pan honrado que no
claudicó/ y sé que mi viejo son miles de viejos…
“Padre” (Acho Manzi-Juan Cedrón) /...Padre que me ha abandonado,
y que el tiempo ha llevado muy lejos de mi/ te necesito a mi lado, preciso el
consejo que nunca te oí... /sé que serías mi amigo y el más dulce testigo de lo
que viví/ sé que preciso tu mano, en el largo camino que se abre ante mí...
Daniel Piazzolla compuso un tema para su padre y le
pidió a Horacio Ferrer los versos:
“Mi viejo Piazzolla” Mi viejo Piazzolla, mi mágico Astor,
tocá con las teclas de mi corazón/ vivir fue tu más honda melodía / y el
júbilo de Dios al darte el genio / y vos te diste a muerte con la angustia de
un toro fantaseando en el misterio.../ ... te haré una misa rea y una orgía de
música y de lágrimas por dentro/al ver tu sinfónico caído/zapar tu bandoneón de
pie en el cielo/ Mi viejo Piazzolla, mi mágico Astor/ tocá con las teclas de mi gran dolor.
“Preguntas para mi padre” (Héctor Negro-Arturo Penón,
1981)
Mi viejo me enseñó que la verdad/
es el mejor estilo./ Que la palabra vale más/ que cualquier firma./ Que la
honradez / es el mejor de los caminos./
Y que la vida es más saber y ser / que conquistar y que tener./ Y que es mejor estar en paz/ con uno mismo./ Mi
viejo ¡cuántas cosas me enseñó!/ Después la vida me golpeó.../
Astor Piazzolla le dedicó dos
tangos a su padre, el primero data de 1954 creado en París y luego del deceso
de don Vicente Piazzolla en Nueva York dio vida a “Adiós Nonino”, luego Eladia
Blázquez le puso los versos:
Desde una estrella al
titilar
me hará señales de
acudir,
por una
luz de eternidad
cuando me llame voy a
ir.
A preguntarle por ese
niño
que con su muerte lo
perdí,
que con “Nonino” se
me fue.
Cuando me diga ven
aquí...
Renaceré...porque...
Soy... la raíz, del
país que amasó con su arcilla.
Soy... sangre y piel
del “tano” aquél,
que me dio su semilla.
Adiós “Nonino” que
largo sin vos será el camino.
Dolor, tristeza, la
mesa y el pan.
Y mi adiós...Ay... Mi
adiós, a tu amor, tu tabaco, tu vino.
¿Quién? sin piedad me
robó la mitad, al llevarte “Nonino”
Tal vez un día yo
también mirando atrás
como vos, diga
adiós... no va más...
Y hoy mi viejo Nonino
es una planta, es la luz,
es el viento y es el
río.
Este torrente mío lo
suplanta
prolongando en mi ser
su desafío.
Me sucedo tu sangre.
Lo
adivino y presiento en mi voz su propio eco.
Esta voz que una
vez me sonó a hueco
cuando le dije adiós
¡Adiós Nonino!
¡Adiós Nonino! dejaste
tu sol en mi destino
guardá sin miedo tu credo de amor y ese afán
¡Ay tu afán!
por sembrar de
esperanza el camino.
Soy tu panal y esta gota de sal que hoy te llora
¡Nonino!
tal vez el día que se corte mi piolin te veré y sabré que no hay
fin.