26/11/11

ACCION DE GRACIAS EN NUEVA YORK

   Fui con todas mis formulaciones en contra y comprendí a Enrique Cadícamo.
    Las Naciones Unidas, la Biblioteca Nacional, las avenidas, el jazz, los negros, los subtes-monstruos y feos, la diversidad.   No puedo dejar de pensar lo que habrán sentido los primeros inmigrantes. En 1620 llegaron los puritanos desde Inglaterra, en el barco Mayflower a Cape Cod (Massashusetts), fundando Provincetown. Otros se fueron a Plymouth. Allí los recibieron los indios, quienes les regalaron distintas semillas. Al año siguiente dieron gracias por la primer cosecha, festejando con los nativos.
   En la época de los pavos en Nueva York los jazmines adornan Buenos Aires. Se celebra el último jueves de noviembre y las oficinas públicas se paralizan hasta el lunes siguiente. El miércoles por la noche comienzan a llegar personas de todas partes, para ver la ciudad adornada y reunirse con sus allegados. Es la fiesta de la familia y  un sacrilegio no visitarse. Aún más que en  Navidad, la limousine, asociada a nosotros con personajes banales, son ocupadas por parientes que gastan lo mismo que si tuviesen que recurrir a los servicios de dos o tres taxís. Todo el mundo es amable en la Gran Manzana y se escuchan auspiciosos Happy Thanksgiving.
    Al subir a un colectivo me sucedió algo que no imaginé nunca: conducía un cubano y me llevó gratis a mi destino, además amonestó a la dominicana que se negó a darme explicaciones  en castellano.
   Las catedrales como la de San Pablo ofrecen comidas, jazz y arreglos florales para las personas sin recursos o carentes de afecto. Las distintas comunidades adornan sus mesas con pavos rellenos, pastel de calabaza y de nueces con crema. Los hispanos las adaptan con ingredientes de sus lugares de origen. En la época de Bill Clinton se calculó que se consumieron alrededor de cuarenta y cinco millones de pavos. El presidente le perdonó la vida al pavo de Minnesota  Harry;  su destino fue  un zoológico de Virginia.
   Se destaca el desfile de globos con forma de personajes populares de la televisión y la pantalla gigante que organiza la tienda Macy´s con sus ofertas para los regalos. Esta fecha pulsa  lo que se va a recaudar de aquí hasta finalizar el año.
    No faltan las peleas de los consumidores, y algún hecho criminal en medio de las  colas y aglomeraciones.
   Parten desde Central Park West y 77 hacia Columbus Circle. Toman Broadway y terminan en la tienda. La empresa comenzó la tradición con animales vivos y en 1947 fueron reemplazados por los globos. A veces festejaron la  presencia del  gigantesco perrito Snoopy, el bombero Harold, Santa Claus, el Oso Panda, otras, hicieron su debut la abeja de Honey Nut Cheerios.
   Generalmente –no el caso de este año- la baja temperatura reinante durante cerca de tres horas hace tiritar de frío. La noche anterior, cuando se inflan los globos con helio cerca del Museo de Historia Natural, los labios se ponen de color violeta..
   Pasan carrozas –a veces- conducídas por el viejo Rey King Cole y delegaciones de distintos estados y colegios, bandas musiqueras de Texas, una calabaza gigante. Desfilan caballos con  patas rasuradas en forma de triángulo; donde se percibe el trabajo de un impecable estilista caballar. Diligencias, gentes vestidas de época, policía montada.
   Todos; encantados: locutores transmitiendo desde distintos lugares, transbordadores, la cerdita Petula, indiecitos, hadas, perros de nariz roja. Tanto, y en tan poco tiempo.
   Dos días antes había visitado la Estatua de la Libertad y el Museo de los Inmigrantes, donde ávidamente busqué el apellido itálico de mis ancestros. Al recordar –a pesar de la realidad actual-  traté de comprender el gracias ¿por haberse integrado? Y no pude objetar ¿a qué precio?
   Sponsors, puja por vender, algarabía  infantil, razia de mendigos, por algún alcalde. Ellos, apoltronados con cartones en las capillas; aunque tienen albergues gratuitos.
    Después, inmediatamente después los camiones succionadores limpian los restos de la fiesta.
    Yo quedé sola: junto a un árbol ginko y supe del fervor de Cadícamo por Nueva York. Sentí como si este lugar no perteneciera a EE.UU. era la ciudad del mundo en cristales. Compleja y múltiple donde en una esquina protestan los judíos y en la otra los árabes, donde los indignados se mezclan con los negros y algunos  hispanos niegan su  lengua materna.