El
8 de marzo de 1857, 146 obreras de la fábrica téxtil Cotton de Nueva
York murieron calcinadas, blanco de la crueldad y la insaciable sed de
ganancias de sus patrones. Se habían declarado en huelga exigiendo la
reducción de la jornada laboral. Los dueños les lanzaron la policía y
una vez que estuvieron dentro de la fábrica, provocaron un incendio y
las quemaron vivas. A esas luchas siguieron otras, hasta que en 1975, la
ONU proclamó el DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER.