Salió en Clarín el 17-X-98
LA FILIBERTO OVACIONADA EN PARIS
LA FILIBERTO OVACIONADA EN PARIS
La Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto” viajó por primera vez a Europa con la totalidad de sus músicos (41). Fue fundada por el compositor boquense --al morir, como homenaje le agregaron su nombre-- allá por el año 32, con el objetivo de interpretar obras de autores argentinos. Desde sus inicios había cubierto giras por el interior de nuestro territorio y países limítrofes. Esta experiencia única contó además con la presencia de bailarines y cantantes invitados. Actuó en la Academia Real de Música de Estocolmo y culminó su presentación en la Universidad de la Sorbona de París.
El director actual es el maestro Osvaldo Piro.
Una sala repleta reclamó en Estocolmo --designada este año Capital Europea de la Cultura-- bises que se prolongaron con la interpretación de cinco temas, dos pertenecientes a Astor Piazzolla: Adiós Nonino y Libertango y los otros tres al propio Piro: Magia en Buenos Aires, Octubre y Mi-non Tango.
En la Ciudad Luz la orquesta fue invitada por La Casa Argentina de la Ciudad Universitaria, que celebra sus 70 años de vida. Como una forma de hacer ligazones con Latinoamérica el concierto se realizó en la Casa de México, con un estudiantado entusiasta. A un costado del escenario un ramo de hortensias celestes y blancas dieron la bienvenida a los instrumentistas. Cuerdas, vientos, bandoneones y base rítmica respondieron a un elaborado trabajo de equipo que despertó un reconocimiento unánime.
Otro recital fue en el Metro (subterráneo parisino) en un pasaje situado en Miromesnil a pasos de Champs Elyssés. Tocar allí es un pasaporte a la cultura y un homenaje subliminal a Julio Cortázar que escribió el relato magistral El Perseguidor, donde relata las vicisitudes de un músico mientras ve pasar su vida en las estaciones y finalmente olvida su saxo. Los músicos de La Filiberto de riguroso smoking sorprendían a los viajeros no acostumbrados a una presencia de artistas de tal magnitud. Cantó Hugo Marcel el tema Grisel y Los Mareados. Se unió Alfredo Piro con Malevaje y la danza estuvo a cargo de las parejas Paula y Cristian, Roberto y Gisel y Fabián y Natacha, que lustraron el piso con sus pivotes y pasos de galanteo.
Sin duda el concierto más significativo de esta orquesta, dentro del marco del Primer Encuentro Internacional de Tango en París fue en la Sorbona. Una audiencia de más de mil personas ovacionaron la presencia de Maximiliano Guerra, que bailó A Buenos Aires, de Piazzolla junto a Karina Olmedo. A Juan Carlos Copes, Los Dinzel, el canto inestimable de María Graña en Cuando tu no estás, la versión sentida de Silencio de Hugo Marcel. El debut en los claustros históricos de Alfredo Piro, que interpretó Por una cabeza.
Mención aparte merecen la actuación de Susana Rinaldi que volvió a cantar junto a Osvaldo Piro después de un bache de 24 años. Interpretó Tinta roja (Piana-Castillo)y El día que me quieras (Gardel-Le Pera), con su registro ajustado y personalidad avasallante. Los solos de piano del subdirector Oscar De Elía, del tema Octubre (Piro) con el bandoneón de Carlos Pazo. El comienzo del recital con el contrabajo de Antonio Pagano en Kicho de Piazzolla. El impecable violín de Rafael Gíntoli (concertino). El guitarrista Ricardo Domínguez en la temática gardeliana. Y el flautista Enzo Giecco que suplantó a Laura Falcone, que debió regresar a Buenos Aires.
Como yapa, después de sostenidos aplausos Osvaldo Piro sacó de la manga un bis con una selección de Juan de Dios Filiberto con arreglos sinfónicos, como síntesis de la etapa más brillante de la historia de la orquesta.
El director actual es el maestro Osvaldo Piro.
Una sala repleta reclamó en Estocolmo --designada este año Capital Europea de la Cultura-- bises que se prolongaron con la interpretación de cinco temas, dos pertenecientes a Astor Piazzolla: Adiós Nonino y Libertango y los otros tres al propio Piro: Magia en Buenos Aires, Octubre y Mi-non Tango.
En la Ciudad Luz la orquesta fue invitada por La Casa Argentina de la Ciudad Universitaria, que celebra sus 70 años de vida. Como una forma de hacer ligazones con Latinoamérica el concierto se realizó en la Casa de México, con un estudiantado entusiasta. A un costado del escenario un ramo de hortensias celestes y blancas dieron la bienvenida a los instrumentistas. Cuerdas, vientos, bandoneones y base rítmica respondieron a un elaborado trabajo de equipo que despertó un reconocimiento unánime.
Otro recital fue en el Metro (subterráneo parisino) en un pasaje situado en Miromesnil a pasos de Champs Elyssés. Tocar allí es un pasaporte a la cultura y un homenaje subliminal a Julio Cortázar que escribió el relato magistral El Perseguidor, donde relata las vicisitudes de un músico mientras ve pasar su vida en las estaciones y finalmente olvida su saxo. Los músicos de La Filiberto de riguroso smoking sorprendían a los viajeros no acostumbrados a una presencia de artistas de tal magnitud. Cantó Hugo Marcel el tema Grisel y Los Mareados. Se unió Alfredo Piro con Malevaje y la danza estuvo a cargo de las parejas Paula y Cristian, Roberto y Gisel y Fabián y Natacha, que lustraron el piso con sus pivotes y pasos de galanteo.
Sin duda el concierto más significativo de esta orquesta, dentro del marco del Primer Encuentro Internacional de Tango en París fue en la Sorbona. Una audiencia de más de mil personas ovacionaron la presencia de Maximiliano Guerra, que bailó A Buenos Aires, de Piazzolla junto a Karina Olmedo. A Juan Carlos Copes, Los Dinzel, el canto inestimable de María Graña en Cuando tu no estás, la versión sentida de Silencio de Hugo Marcel. El debut en los claustros históricos de Alfredo Piro, que interpretó Por una cabeza.
Mención aparte merecen la actuación de Susana Rinaldi que volvió a cantar junto a Osvaldo Piro después de un bache de 24 años. Interpretó Tinta roja (Piana-Castillo)y El día que me quieras (Gardel-Le Pera), con su registro ajustado y personalidad avasallante. Los solos de piano del subdirector Oscar De Elía, del tema Octubre (Piro) con el bandoneón de Carlos Pazo. El comienzo del recital con el contrabajo de Antonio Pagano en Kicho de Piazzolla. El impecable violín de Rafael Gíntoli (concertino). El guitarrista Ricardo Domínguez en la temática gardeliana. Y el flautista Enzo Giecco que suplantó a Laura Falcone, que debió regresar a Buenos Aires.
Como yapa, después de sostenidos aplausos Osvaldo Piro sacó de la manga un bis con una selección de Juan de Dios Filiberto con arreglos sinfónicos, como síntesis de la etapa más brillante de la historia de la orquesta.
